La serie está ambientada en un hospital universitario de Princetown, donde Gregory House (Hugh Laurie) dirige una unidad especial, encargada de pacientes afectados por dolencias extrañas, en la que colaboran un selecto grupo de aventajados ayudantes. Todo ello, bajo la misteriosa mirada del doctor House, que investiga sus casos con la minuciosidad de Sherlock Holmes.Para lograr sus objetivos y solucionar sus casos, House no duda en enfrentarse a sus superiores e incluso a la administradora del hospital, la doctora Lisa Cuddy, con la que mantiene una relación de difícil equilibrio. Apoyado y cuestionado a partes iguales por sus colegas, este doctor, además de apostar por métodos revolucionarios, no se deja intimidar ni por la enfermedad ni por las limitaciones de la ciencia.
"Quemar después de leer" es un thriller cómico de Joel y Ethan Coen (No es país para viejos, Fargo, El gran Lebowski).El analista Osborne Cox (John Malkovich) llega al cuartel general de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Arlington, Virginia, para una reunión ultrasecreta. Por desgracia para él, el secreto no tarda en salir a la luz: le han despedido. Cox no encaja muy bien la noticia y regresa a su casa en Georgetown, Washington DC, para entregarse a la redacción de sus memorias y a la bebida – el orden no altera el producto. Su esposa Katie (Tilda Swinton) está consternada, aunque no parece muy sorprendida. Ya hace tiempo que tiene una aventura con Harry Pfarrer (George Clooney), un agente federal casado, y empieza a hacer planes para dejar a Cox por Harry.En un barrio a las afueras de la capital, en un mundo totalmente diferente, Linda Litzke (Frances McDormand), empleada de Hardbodies Fitness Centers (Gimnasios Cuerpos Duros), tiene dificultad para concentrarse en su trabajo. Sólo piensa en hacerse la cirugía plástica total y decide confiar su plan a su compañero Chad (Brad Pitt). Linda no se da cuenta de que Ted Treffon (Richard Jenkins), el director del centro, está loco por ella y se cita con otros hombres a través de Internet.Cuando un disco de las memorias del analista de la CIA llega accidentalmente a manos de Linda y Chad, los dos deciden sacar provecho de esta casualidad. Pero Ted se preocupa con razón: “No puede salir nada bueno de esto”. Los acontecimientos se precipitan en una serie de oscuros e hilarantes encuentros fortuitos.
Cuando los McCallister se fueron de vacaciones se olvidaron de un pequeño detalle: su hijo Kevin. Cuando el pequeño Kevin se encuentra solo en casa, empieza a divertirse de verdad. Por fin puede ver los programas para mayores y comer las “porquerías” que siempre le prohíben. Hace la compra, la comida y hasta pone la lavadora. La diversión es aún mayor cuando una pareja de ladrones pretende robar en su casa. Decidido a defenderla “a toda costa”, Kevin utiliza todo tipo de artimañas llenas de ingenio, y a cual más divertida, para disuadir a los intrusos. El plan de los perversos ladrones era bueno, pero no contaban con Kevin.
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