El asunto es relativo a Wagner. Como sé que muchos de vosotros no os conformareis con esas memas ideas de que fue una especie de orquestador de una banda sonora pre-nazi, o esas sandeces con las que Woody Allen (que no siempre es divertido) avivaba las hogueras antibayreuthianas, creo que es hora de ponernos oídos a la obra. Este ejemplo que dejo pertenece al tercer acto de Die Walküre. Perseguida por el terrible padre Wotan, Brünnhilde, la walkiria, trata de ocultarse entre sus hermanas para no responder ante él por el delito cometido: ha protegido en batalla, contra el dictamen del gran dios, a Sieglinde. Atrapada al fin, se enfrenta a la ira desatada de Wotan, que oscila entre el amor de padre y su temible voluntad regia de deidad suprema. He aquí parte de las explicaciones que la walkiria le da para haber obrado como hizo:
BRÜNNHILDEWeil für dich im Augedas eine ich hielt,dem, im Zwange des andrenschmerzlich entzweit,ratlos den Rücken du wandtest!Die im Kampfe Wotanden Rücken bewacht,die sah nun das nur,was du nicht sahst: -Siegmund mußt’ ich sehn.Tod kündendtrat ich vor ihn,gewahrte sein Auge,hörte sein Wort;ich vernahm des Heldenheilige Not;tönend erklang mirdes Tapfersten Klage:freiester Liebefurchtbares Leid,traurigsten Mutesmächtigster Trotz!Meinem Ohr erscholl,mein Aug’ erschaute,was tief im Busen das Herzzu heil’gem Beben mir traf.Scheu und staunendstand ich in Scham.Ihm nur zu dienenkonnt’ ich noch denken:Sieg oder Todmit Siegmund zu teilen:dies nur erkannt’ ichzu kiesen als Los! -Der diese Liebemir ins Herz gehaucht,dem Willen, derdem Wälsung mich gesellt,ihm innig vertraut,trotzt’ ich deinem Gebot.
BRUNILDA¡Porque yo sólo teníadelante de los ojostu voluntad inicial,aquella a la que,forzado por otros,debiste renunciar!La que sigue en el combatesiendo escudo de Wotan,vio lo que tú no viste:únicamente veía a Siegmund.Anunciándole la muerte,comparecí ante él,descubrí sus ojos,oí sus palabras;percibí la sagrada necesidaddel héroe;escuché la queja del más bravo:¡la terrible pena del más librede los enamorados,el desafíodel más audaz desdichado!Resonó en mis oídos,mis ojosvieron lo que hondo,en el pecho,me hizo temblar el corazóncon sagrado temor.Tímida y asombrada,estaba allí,avergonzada.En servirle pudesólo ya pensar:en compartir con Siegmundla victoria o la muerte;¡sólo esto podía yo elegircomo destino!Por aquel que inspiró ese amor,íntimamente fiel a la voluntadque me unió al welsungo,me opuse a tu orden.
Atención, porque en la versión que dejo, es Astrid Varnay la que canta. Nada menos que La Inalcanzable, como se la llamó con justeza en su día. La grabación procede del Festival de Bayreuth (sacra patria para todo wagneriano) año 1956 y, por tanto, es en directo. A estas alturas de la ópera, la Varnay llevaba cantando cerca de tres horas un papel exigentísimo, y aún tiene fuerzas suficientes para enfrentarse a la parte final haciendo una messa di voce; es decir: empezando en pianissimo o piano subiendo a los medios, mezzo-forti, forti y fortissimos para luego volver al punto de volumen de partida (o lo que es lo mismo: un crescendo seguido de un decrescendo). Recuerdo a los que lo escuchen que este es un papel para soprano dramática, muy dramática, soprano wagneriana, que exige una voz grande, amplia en el volumen. Este tipo de voces, muy resistentes y capaces de imponerse a la tormenta de la gran orquesta de una ópera de Wagner, sufren mucho para cantar piano. No pueden con facilidad, lo suyo es el gran volumen, los anchos planos sonoros. Así se comprenderá lo portentoso de esta actuación. Varnay canta apenas en un susurro (Der Diese Lie…) y va subiendo el volumen en una pequeña messa que preludia la que hará pocos compases después. La inicia al cantar las palabras ihm innig vertra… para ir ascendiendo, ampliando la potencia, abriendo la voz en la a (es una a muy cerrada, casi una o) hasta abarcar todo el escenario de una manera que siempre me hace preguntarme (a pesar de haber escuchado ya el pasaje más de un centenar de veces) cuando diablos va a parar, dónde demonios está su límite. Vereis que la orquesta emerge de las profundidades para sonar en plenitud, y ni eso llega a tapar ni por un instante la emisión propia de diosas de Astrid Varnay. Hechos estos comentarios, aquel que tenga Die Walküre a mano (la versión que sea), que se atreva a contrastarlo. En ninguna versión se hace nada similar. No hay soprano (ni la mismísima Birgit Nillsson, de agudos indestructibles) puede resistir la comparación. Es ésta la versión de referencia para todo aquel que quiera tener la mejor Walkiria de todas las que andan por el mercado (y no son pocas, como se entenderá). A ello pues. Empieza el minuto que dejo en Der diese Liebe y la messa citada está en la a de la palabra Vertraut (penúltimo verso del texto dejado más arriba).
BRÜNNHILDEWeil für dich im Augedas eine ich hielt,dem, im Zwange des andrenschmerzlich entzweit,ratlos den Rücken du wandtest!Die im Kampfe Wotanden Rücken bewacht,die sah nun das nur,was du nicht sahst: -Siegmund mußt’ ich sehn.Tod kündendtrat ich vor ihn,gewahrte sein Auge,hörte sein Wort;ich vernahm des Heldenheilige Not;tönend erklang mirdes Tapfersten Klage:freiester Liebefurchtbares Leid,traurigsten Mutesmächtigster Trotz!Meinem Ohr erscholl,mein Aug’ erschaute,was tief im Busen das Herzzu heil’gem Beben mir traf.Scheu und staunendstand ich in Scham.Ihm nur zu dienenkonnt’ ich noch denken:Sieg oder Todmit Siegmund zu teilen:dies nur erkannt’ ichzu kiesen als Los! -Der diese Liebemir ins Herz gehaucht,dem Willen, derdem Wälsung mich gesellt,ihm innig vertraut,trotzt’ ich deinem Gebot.
BRUNILDA¡Porque yo sólo teníadelante de los ojostu voluntad inicial,aquella a la que,forzado por otros,debiste renunciar!La que sigue en el combatesiendo escudo de Wotan,vio lo que tú no viste:únicamente veía a Siegmund.Anunciándole la muerte,comparecí ante él,descubrí sus ojos,oí sus palabras;percibí la sagrada necesidaddel héroe;escuché la queja del más bravo:¡la terrible pena del más librede los enamorados,el desafíodel más audaz desdichado!Resonó en mis oídos,mis ojosvieron lo que hondo,en el pecho,me hizo temblar el corazóncon sagrado temor.Tímida y asombrada,estaba allí,avergonzada.En servirle pudesólo ya pensar:en compartir con Siegmundla victoria o la muerte;¡sólo esto podía yo elegircomo destino!Por aquel que inspiró ese amor,íntimamente fiel a la voluntadque me unió al welsungo,me opuse a tu orden.
Atención, porque en la versión que dejo, es Astrid Varnay la que canta. Nada menos que La Inalcanzable, como se la llamó con justeza en su día. La grabación procede del Festival de Bayreuth (sacra patria para todo wagneriano) año 1956 y, por tanto, es en directo. A estas alturas de la ópera, la Varnay llevaba cantando cerca de tres horas un papel exigentísimo, y aún tiene fuerzas suficientes para enfrentarse a la parte final haciendo una messa di voce; es decir: empezando en pianissimo o piano subiendo a los medios, mezzo-forti, forti y fortissimos para luego volver al punto de volumen de partida (o lo que es lo mismo: un crescendo seguido de un decrescendo). Recuerdo a los que lo escuchen que este es un papel para soprano dramática, muy dramática, soprano wagneriana, que exige una voz grande, amplia en el volumen. Este tipo de voces, muy resistentes y capaces de imponerse a la tormenta de la gran orquesta de una ópera de Wagner, sufren mucho para cantar piano. No pueden con facilidad, lo suyo es el gran volumen, los anchos planos sonoros. Así se comprenderá lo portentoso de esta actuación. Varnay canta apenas en un susurro (Der Diese Lie…) y va subiendo el volumen en una pequeña messa que preludia la que hará pocos compases después. La inicia al cantar las palabras ihm innig vertra… para ir ascendiendo, ampliando la potencia, abriendo la voz en la a (es una a muy cerrada, casi una o) hasta abarcar todo el escenario de una manera que siempre me hace preguntarme (a pesar de haber escuchado ya el pasaje más de un centenar de veces) cuando diablos va a parar, dónde demonios está su límite. Vereis que la orquesta emerge de las profundidades para sonar en plenitud, y ni eso llega a tapar ni por un instante la emisión propia de diosas de Astrid Varnay. Hechos estos comentarios, aquel que tenga Die Walküre a mano (la versión que sea), que se atreva a contrastarlo. En ninguna versión se hace nada similar. No hay soprano (ni la mismísima Birgit Nillsson, de agudos indestructibles) puede resistir la comparación. Es ésta la versión de referencia para todo aquel que quiera tener la mejor Walkiria de todas las que andan por el mercado (y no son pocas, como se entenderá). A ello pues. Empieza el minuto que dejo en Der diese Liebe y la messa citada está en la a de la palabra Vertraut (penúltimo verso del texto dejado más arriba).
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