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sábado, 26 de diciembre de 2009

Fiera corrupia

Lo difícil no sería tratar de persuadir a quienes contemplen la imagen de que la primera de ellas no retrata a un wolverine, a un Demonio de Tasmania o a una fiera brotada de una pesadilla; lo complicado es explicar que ambas fotografías son del mismo individuo y que en la primera de ellas, andaba jugando amistosamente con la persona con la que vive. Descártese, por tanto, todo temor a que el monstruo terminase devorando a ser humano más. Las cámaras, ya se sabe, son a veces traicioneras y engañosas, y en lugar de presentar a un cachorro en plena diversión, se complacen en capturar a una fiera corrupia.
No llega aún a los cuatro meses. Angelito.

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