Por entonces el capitán de navío Leopoldo Boado Endeiza era subsecretario de la Marina Mercante y Compañía Trasmediterránea, accionista y uno de los principales clientes de la cartera de trabajo del astillero Unión Naval de Levante, donde se construyeron los nuevos buques de la denominada serie “pelícano”, unos barcos balanceros y de poca máquina que la voz marinera popular bautizó con el mote de los “mariquitas blancos”.
Sobre el proyecto eran unidades de 1.200 toneladas brutas, 623 netas y 454 de peso muerto, siendo sus principales dimensiones 67 metros de eslora total -59,44 entre perpendiculares-, 11 de manga, 5,19 de puntal y 3,17 de calado máximo. Estaban propulsados por dos motores diesel, fabricados bajo licencia por la Maquinista Terrestre y Marítima, en Barcelona, con una potencia de 1.750 caballos y 15,25 nudos de velocidad en pruebas de mar.
Los tres buques recibieron los nombres de Santa María del Pino, Santa María de la Candelaria y Santa María de las Nieves, bautizados así en honor de las patronas de Gran Canaria, Tenerife y La Palma, respectivamente. Tenían capacidad para 227 pasajeros: 18 en primera clase, 60 en segunda y 135 butacas en tercera clase, en un salón con ventanales por ambas bandas de ingrato recuerdo y otros 14 en el salón del bar, situado debajo del puente.“Santa María del Pino”
El primer buque de la serie fue el Santa María del Pino, construcción número 84 del citado astillero. El 8 de junio de 1963 se procedió a la botadura y el 22 de agosto siguiente realizó las pruebas de mar, siendo entregado en ese mismo día a sus armadores.
El 27 de septiembre de 1963, al mando del capitán Gonzalo Molina Hernández, llegó a Santa Cruz de Tenerife en su primer viaje. Poco después de su estreno en estas aguas auxilió y remolcó al pesquero Vicentuco, que había quedado a la deriva cuando se dirigía al puerto de Arrecife.
En abril de 1964 sufrió una avería en uno de los motores principales, que lo mantuvo inoperativo hasta el mes de julio. Trasmediterránea pensaba sustituirlo por el vapor Gomera, pero las críticas en los medios informativos locales arreciaron del tal modo que el relevo lo hizo su gemelo Santa María de la Candelaria. En diciembre de ese mismo año hizo viaje al astillero valenciano para realizar reformas en el salón de butacas y en otras dependencias, así como verificar la instalación de las quillas de balance. Los trabajos se prolongaron por espacio de cuatro meses y durante ese tiempo fue sustituido por el vapor Viera y Clavijo.
En junio de 1971 prestó servicio en la línea Ciudadela-Cabrera, en la que se encontraba cuando auxilió al vapor Mallorca, que había embarrancado en la playa de Los Dolores cuando salía de Ibiza en viaje a Palma, en el mismo lugar donde en 1932 había varado el destructor de la Armada española José Luis Díez. El pasaje fue desembarcado y transbordado al buque Santa María del Pino, mientras que el veterano Mallorca fue reflotado con la ayuda del remolcador Sertosa 9, sin que se apreciaran daños importantes.
En febrero de 1980, el consejo de administración de Compañía Trasmediterránea acordó la venta de este buque. La Dirección General de la Marina Mercante lo autorizó el 25 de abril siguiente y, a continuación, el buque Santa María del Pino quedó amarrado en el puerto de Palma de Mallorca a la espera de acontecimientos.
El 8 de julio siguiente se firmó un contrato con el empresario Antonio Triay Llopis, en 15 millones de pesetas, pero el comprador no se hizo cargo del barco en la fecha acordada por lo que el contrato quedó resuelto y se puso de nuevo en venta, siendo adjudicado a Salvamento y Demolición Naval, de Barcelona, en 6.300.000 pesetas y desguazado en Vilanova i Geltrú en diciembre de ese mismo año.
“Santa María de la Candelaria”El segundo buque de la serie, construcción número 85, realizó las pruebas de mar el 9 de marzo de 1964 y a continuación fue entregado a Compañía Trasmediterránea. El capitán Leopoldo Rojas Mateos fue su primer titular. Debido a la fuerte demanda de pasaje entre Palma y Valencia con motivo de las Fallas, realizó dos viajes extraordinarios en la citada línea y el 1 de abril siguiente se celebró una recepción a bordo en el puerto tinerfeño con motivo de su incorporación a los servicios interinsulares.
El 19 de diciembre de 1964, en viaje de Sebastián de La Gomera a la capital tinerfeña, nació a bordo un niño, cuando el barco navegaba frente a la costa de El Socorro, en Güímar. La madre, acompañada de su esposo y de un médico que había aconsejado su traslado a Santa Cruz de Tenerife, dio a luz con normalidad y el recién nacido recibió el nombre de Juan Bautista del Mar.
El capitán del buque Santa María de la Candelaria contactó a través de la estación radiocostera con la clínica Llabrés y cuando atracó en el muelle Sur había dispuesta una ambulancia para el traslado de la madre y su retoño. La familia Medina Tomé residía en Lomo de San Pedro (Hermigua) y el recién nacido era el cuarto de sus hijos. El médico que atendió a la madre, María Rosa Tomé Cámara, era el doctor Emilio Muñiz.
En julio de 1969 el buque se desplazó al sector de Baleares para cubrir la línea Barcelona-Valencia y con posterioridad volvió en varias ocasiones a Canarias. El 23 de febrero de 1974 varó en el bajo de El Guincho, próximo a Playa de las Américas, cuando cubría la línea San Sebastián de La Gomera-Los Cristianos. En su auxilio acudió el remolcador Punta Anaga -capitán, José Bastida-, que pudo reflotarlo y lo remolcó a NUVASA donde reparó las averías. Durante este tiempo, la incidencia fue cubierta por el buque Santa María de las Nieves.
En 1975, tras la incorporación de los buques Ciudad de La Laguna y Villa de Agaete, y después de haberse cancelado otros proyectos de comunicaciones interinsulares tanto en Baleares como en Canarias, Trasmediterránea decidió, en octubre de 1980, la venta de este buque, para lo que solicitó la autorización de la Dirección General de la Marina, que contestó el 5 de enero de 1981 y se renovó sucesivamente el 29 de julio de 1981 y el 11 de marzo de 1982.
Se recibieron ofertas de Naviera Subirats y del empresario Santiago Colombás. La primera se interesó por los buques Santa María de la Candelaria y Santa María de las Nieves y el segundo, por uno u otro. Al final no hubo acuerdo y el 10 de mayo de 1982 se acordó la venta del buque a Demolición Naval e Industrial para desguace, en 3.600.000 pesetas, con entrega en el puerto de Palma de Mallorca, donde se encontraba desde hacía varias semanas, siendo posteriormente remolcado a Vilanova i Geltrú, donde se le corrió soplete.
“Santa María de las Nieves”La construcción número 87 del astillero valenciano resbaló por la grada el 7 de marzo de 1964. El 16 de octubre de ese mismo año realizó las pruebas de mar y a continuación se procedió a su entrega a Compañía Trasmediterránea. Entre las autoridades presentes se encontraba el alcalde de Santa Cruz de La Palma, Gabriel Duque Acosta, que obsequió una imagen de la Nuestra Señora de las Nieves al capitán Antonio Botella Gozalvo, para su colocación en la cámara del buque.
Recién entregado efectuó dos viajes en la línea Valencia-Palma de Mallorca y el 25 de octubre fue despachado para Las Palmas de Gran Canaria, vía Cádiz. El 1 de noviembre arribó en su primera escala al puerto de Santa Cruz de Tenerife y a continuación hizo viaje a La Gomera y El Hierro, a donde llegó el día siguiente. El nuevo buque relevaba al vapor Viera y Clavijo, que pasó a cubrir la línea del Sahara.
El 5 de noviembre hizo su primera escala en el puerto de Santa Cruz de La Palma. El presidente del Cabildo Insular de La Palma, Manuel Pérez Acosta, obsequió al capitán con un óleo de la Caldera de Taburiente, obra del afamado artista palmero Francisco Concepción.
En noviembre de 1968 fue destinado al sector de Baleares para cubrir la línea Ciudadela-Cabrera, en sustitución del veterano Ciudad de Algeciras. Posteriormente volvió de nuevo a Canarias, donde se encontraba el 24 de julio de 1973, en viaje por la costa sur de Tenerife y auxilió al yate Tigris que amenazaba con hundirse.
El 27 de septiembre de 1963, al mando del capitán Gonzalo Molina Hernández, llegó a Santa Cruz de Tenerife en su primer viaje. Poco después de su estreno en estas aguas auxilió y remolcó al pesquero Vicentuco, que había quedado a la deriva cuando se dirigía al puerto de Arrecife.
En abril de 1964 sufrió una avería en uno de los motores principales, que lo mantuvo inoperativo hasta el mes de julio. Trasmediterránea pensaba sustituirlo por el vapor Gomera, pero las críticas en los medios informativos locales arreciaron del tal modo que el relevo lo hizo su gemelo Santa María de la Candelaria. En diciembre de ese mismo año hizo viaje al astillero valenciano para realizar reformas en el salón de butacas y en otras dependencias, así como verificar la instalación de las quillas de balance. Los trabajos se prolongaron por espacio de cuatro meses y durante ese tiempo fue sustituido por el vapor Viera y Clavijo.
En junio de 1971 prestó servicio en la línea Ciudadela-Cabrera, en la que se encontraba cuando auxilió al vapor Mallorca, que había embarrancado en la playa de Los Dolores cuando salía de Ibiza en viaje a Palma, en el mismo lugar donde en 1932 había varado el destructor de la Armada española José Luis Díez. El pasaje fue desembarcado y transbordado al buque Santa María del Pino, mientras que el veterano Mallorca fue reflotado con la ayuda del remolcador Sertosa 9, sin que se apreciaran daños importantes.
En febrero de 1980, el consejo de administración de Compañía Trasmediterránea acordó la venta de este buque. La Dirección General de la Marina Mercante lo autorizó el 25 de abril siguiente y, a continuación, el buque Santa María del Pino quedó amarrado en el puerto de Palma de Mallorca a la espera de acontecimientos.
El 8 de julio siguiente se firmó un contrato con el empresario Antonio Triay Llopis, en 15 millones de pesetas, pero el comprador no se hizo cargo del barco en la fecha acordada por lo que el contrato quedó resuelto y se puso de nuevo en venta, siendo adjudicado a Salvamento y Demolición Naval, de Barcelona, en 6.300.000 pesetas y desguazado en Vilanova i Geltrú en diciembre de ese mismo año.
“Santa María de la Candelaria”El segundo buque de la serie, construcción número 85, realizó las pruebas de mar el 9 de marzo de 1964 y a continuación fue entregado a Compañía Trasmediterránea. El capitán Leopoldo Rojas Mateos fue su primer titular. Debido a la fuerte demanda de pasaje entre Palma y Valencia con motivo de las Fallas, realizó dos viajes extraordinarios en la citada línea y el 1 de abril siguiente se celebró una recepción a bordo en el puerto tinerfeño con motivo de su incorporación a los servicios interinsulares.
El 19 de diciembre de 1964, en viaje de Sebastián de La Gomera a la capital tinerfeña, nació a bordo un niño, cuando el barco navegaba frente a la costa de El Socorro, en Güímar. La madre, acompañada de su esposo y de un médico que había aconsejado su traslado a Santa Cruz de Tenerife, dio a luz con normalidad y el recién nacido recibió el nombre de Juan Bautista del Mar.
El capitán del buque Santa María de la Candelaria contactó a través de la estación radiocostera con la clínica Llabrés y cuando atracó en el muelle Sur había dispuesta una ambulancia para el traslado de la madre y su retoño. La familia Medina Tomé residía en Lomo de San Pedro (Hermigua) y el recién nacido era el cuarto de sus hijos. El médico que atendió a la madre, María Rosa Tomé Cámara, era el doctor Emilio Muñiz.
En julio de 1969 el buque se desplazó al sector de Baleares para cubrir la línea Barcelona-Valencia y con posterioridad volvió en varias ocasiones a Canarias. El 23 de febrero de 1974 varó en el bajo de El Guincho, próximo a Playa de las Américas, cuando cubría la línea San Sebastián de La Gomera-Los Cristianos. En su auxilio acudió el remolcador Punta Anaga -capitán, José Bastida-, que pudo reflotarlo y lo remolcó a NUVASA donde reparó las averías. Durante este tiempo, la incidencia fue cubierta por el buque Santa María de las Nieves.
En 1975, tras la incorporación de los buques Ciudad de La Laguna y Villa de Agaete, y después de haberse cancelado otros proyectos de comunicaciones interinsulares tanto en Baleares como en Canarias, Trasmediterránea decidió, en octubre de 1980, la venta de este buque, para lo que solicitó la autorización de la Dirección General de la Marina, que contestó el 5 de enero de 1981 y se renovó sucesivamente el 29 de julio de 1981 y el 11 de marzo de 1982.
Se recibieron ofertas de Naviera Subirats y del empresario Santiago Colombás. La primera se interesó por los buques Santa María de la Candelaria y Santa María de las Nieves y el segundo, por uno u otro. Al final no hubo acuerdo y el 10 de mayo de 1982 se acordó la venta del buque a Demolición Naval e Industrial para desguace, en 3.600.000 pesetas, con entrega en el puerto de Palma de Mallorca, donde se encontraba desde hacía varias semanas, siendo posteriormente remolcado a Vilanova i Geltrú, donde se le corrió soplete.
“Santa María de las Nieves”La construcción número 87 del astillero valenciano resbaló por la grada el 7 de marzo de 1964. El 16 de octubre de ese mismo año realizó las pruebas de mar y a continuación se procedió a su entrega a Compañía Trasmediterránea. Entre las autoridades presentes se encontraba el alcalde de Santa Cruz de La Palma, Gabriel Duque Acosta, que obsequió una imagen de la Nuestra Señora de las Nieves al capitán Antonio Botella Gozalvo, para su colocación en la cámara del buque.
Recién entregado efectuó dos viajes en la línea Valencia-Palma de Mallorca y el 25 de octubre fue despachado para Las Palmas de Gran Canaria, vía Cádiz. El 1 de noviembre arribó en su primera escala al puerto de Santa Cruz de Tenerife y a continuación hizo viaje a La Gomera y El Hierro, a donde llegó el día siguiente. El nuevo buque relevaba al vapor Viera y Clavijo, que pasó a cubrir la línea del Sahara.
El 5 de noviembre hizo su primera escala en el puerto de Santa Cruz de La Palma. El presidente del Cabildo Insular de La Palma, Manuel Pérez Acosta, obsequió al capitán con un óleo de la Caldera de Taburiente, obra del afamado artista palmero Francisco Concepción.
En noviembre de 1968 fue destinado al sector de Baleares para cubrir la línea Ciudadela-Cabrera, en sustitución del veterano Ciudad de Algeciras. Posteriormente volvió de nuevo a Canarias, donde se encontraba el 24 de julio de 1973, en viaje por la costa sur de Tenerife y auxilió al yate Tigris que amenazaba con hundirse.
Cinco años después, cuando se había dispuesto su retorno a Baleares, el buque Santa María de las Nieves registró el percance más importante de su vida marinera, cuando navegaba de Tenerife a Palma de Mallorca y el 12 de marzo de 1978 embarrancó en las proximidades de Cabo Espartel.
Ponerlo de nuevo a flote resultó una tarea ardua, ya que había varado en un banco de arena y en las horas de bajamar no podían acercarse los remolcadores que trataban de auxiliarlo. Al final se consiguió después de varios días de trabajos, siendo remolcado a Cádiz donde entró en dique seco para reparar los desgarres que había sufrido el casco. En agosto del citado año se incorporó a las líneas Palma-Mahón y Palma-Ibiza.
En octubre de 1980, el consejo de administración de Compañía Trasmediterránea acordó la venta de este buque, para lo cual solicitó autorización a la Dirección General de la Marina Mercante, que fue concedida en enero de 1981.
Se recibieron varias ofertas, entre ellas una de Naviera Subirats, de Palma de Mallorca, que se interesó por la compra de este buque y de su gemelo Santa María de la Candelaria, ofertando 17,5 millones de pesetas por ambas unidades, con entrega en un astillero sin carga adicional por parte del comprador. Asimismo, el empresario Santiago Colombás Llul ofreció 15,5 millones para convertirlo en sala de juego, pero ninguna de estas ofertas prosperaron.
El 3 de febrero de 1982 se firmó en Madrid un acuerdo con la compañía Globe Lines Overseas Ltd., de Jersey, para la venta del buque en 300.000 dólares, siendo exportado a Sudáfrica. Desde hacía varios meses se encontraba amarrado en Palma de Mallorca en espera de acontecimientos, siendo entregado a sus compradores en Barcelona y rebautizado Royal Zulú, con matrícula de Durban y contraseña de Lloyd’s Coast Lines.
Ponerlo de nuevo a flote resultó una tarea ardua, ya que había varado en un banco de arena y en las horas de bajamar no podían acercarse los remolcadores que trataban de auxiliarlo. Al final se consiguió después de varios días de trabajos, siendo remolcado a Cádiz donde entró en dique seco para reparar los desgarres que había sufrido el casco. En agosto del citado año se incorporó a las líneas Palma-Mahón y Palma-Ibiza.
En octubre de 1980, el consejo de administración de Compañía Trasmediterránea acordó la venta de este buque, para lo cual solicitó autorización a la Dirección General de la Marina Mercante, que fue concedida en enero de 1981.
Se recibieron varias ofertas, entre ellas una de Naviera Subirats, de Palma de Mallorca, que se interesó por la compra de este buque y de su gemelo Santa María de la Candelaria, ofertando 17,5 millones de pesetas por ambas unidades, con entrega en un astillero sin carga adicional por parte del comprador. Asimismo, el empresario Santiago Colombás Llul ofreció 15,5 millones para convertirlo en sala de juego, pero ninguna de estas ofertas prosperaron.
El 3 de febrero de 1982 se firmó en Madrid un acuerdo con la compañía Globe Lines Overseas Ltd., de Jersey, para la venta del buque en 300.000 dólares, siendo exportado a Sudáfrica. Desde hacía varios meses se encontraba amarrado en Palma de Mallorca en espera de acontecimientos, siendo entregado a sus compradores en Barcelona y rebautizado Royal Zulú, con matrícula de Durban y contraseña de Lloyd’s Coast Lines.
El 20 de febrero de ese mismo año arribó al puerto de Las Palmas cuando iba en viaje a Ciudad del Cabo, al mando del capitán A.M. Kennedy, de nacionalidad inglesa, con una tripulación de 17 hombres, para suministrarse 80 toneladas de gasoil y 3.000 litros de aceites lubricantes.
En octubre de 1992 fue desguazado en Durban, a cargo del chatarrero Nathan Scrap. Entonces figuraba en el Lloyd’s como propiedad de C.H. Bailey plc y abanderado en Islas Caymán.
Los dos últimosEn abril de 1963 Trasmediterránea contrató otros dos buques de la serie “pelícano”, que presentaban algunas diferencias en relación con los tres anteriores. Con algo más de potencia de motores -2.000 caballos- la línea exterior, a diferencia de una chimenea mástil popel, era muy parecida. El salón de butacas de tercera clase se había suprimido, tenían aire acondicionado, circuito cerrado de televisión y la grúa de la bodega de proa se había sustituido por dos puntales más útiles. Las prisas en entregarlos hicieron que vinieran sin estabilizadores.
Recibieron los nombres de Santa María de la Caridad y Santa María de Paz y entraron en servicio en marzo y julio de 1967. Estos buques, pese a las mejoras que incorporaban, fueron duramente contestados por la opinión pública y los medios informativos. El proyecto defendido por el subsecretario de la Marina Mercante, de que eran “idóneos” para los servicios de Canarias, encontró escaso eco.
En enero de 1984, ambos buques, así como el ferry Isla de Menorca, se vendieron al grupo griego Pyrgi Chios Shipping. El primero, rebautizado Irene y con pabellón hondureño, pasó a llamarse Cyprus Express en 1985 y ese mismo año fue rebautizado María I, con bandera chipriota. En 1987, con el nuevo nombre de Estrela do Mar, enarboló la contraseña de Irene Marine Co. Ltd. En 1999 pasó a la propiedad de la compañía filipina Coco Explorer Inc., siendo rebautizado Coco Explorer 1, situación que mantiene en 2005, según datos del Lloyd’s Register.
Por lo que se refiere al buque Santa María de la Paz se rebautizó María abanderado en Honduras. En 1985 se vendió a la naviera China Ocean Shipping Co. (COSCO), siendo matriculado en Guanzhou-Canton con el nuevo nombre de Dong Hu.
En octubre de 1992 fue desguazado en Durban, a cargo del chatarrero Nathan Scrap. Entonces figuraba en el Lloyd’s como propiedad de C.H. Bailey plc y abanderado en Islas Caymán.
Los dos últimosEn abril de 1963 Trasmediterránea contrató otros dos buques de la serie “pelícano”, que presentaban algunas diferencias en relación con los tres anteriores. Con algo más de potencia de motores -2.000 caballos- la línea exterior, a diferencia de una chimenea mástil popel, era muy parecida. El salón de butacas de tercera clase se había suprimido, tenían aire acondicionado, circuito cerrado de televisión y la grúa de la bodega de proa se había sustituido por dos puntales más útiles. Las prisas en entregarlos hicieron que vinieran sin estabilizadores.
Recibieron los nombres de Santa María de la Caridad y Santa María de Paz y entraron en servicio en marzo y julio de 1967. Estos buques, pese a las mejoras que incorporaban, fueron duramente contestados por la opinión pública y los medios informativos. El proyecto defendido por el subsecretario de la Marina Mercante, de que eran “idóneos” para los servicios de Canarias, encontró escaso eco.
En enero de 1984, ambos buques, así como el ferry Isla de Menorca, se vendieron al grupo griego Pyrgi Chios Shipping. El primero, rebautizado Irene y con pabellón hondureño, pasó a llamarse Cyprus Express en 1985 y ese mismo año fue rebautizado María I, con bandera chipriota. En 1987, con el nuevo nombre de Estrela do Mar, enarboló la contraseña de Irene Marine Co. Ltd. En 1999 pasó a la propiedad de la compañía filipina Coco Explorer Inc., siendo rebautizado Coco Explorer 1, situación que mantiene en 2005, según datos del Lloyd’s Register.
Por lo que se refiere al buque Santa María de la Paz se rebautizó María abanderado en Honduras. En 1985 se vendió a la naviera China Ocean Shipping Co. (COSCO), siendo matriculado en Guanzhou-Canton con el nuevo nombre de Dong Hu.
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